Esta vez quiero compartir con vosotros un tipo de técnica aún poco extendida en la práctica clínica psicológica y sin embargo, con muchísimo potencial e importantes beneficios. Te adelanto que, resumiendo de una forma un poco rústica, podría decirse que es una mezcla entre meditación e hipnosis. Estoy segura de que te va a interesar.
A mí me interesa por muchas razones, pero me llama especialmente la atención un aspecto: uno de sus puntos clave es la aceptación y la concentración pasiva, que se relaciona directamente con un no-control, lo cual es opuesto a la más extendida idea de nuestra sociedad y de la mayoría de las terapias, que es buscar a toda costa un control. Querer controlar algo supone oponerse y luchar contra ello, pero en muchas ocasiones lo único que se logra es un aumento de aquello que intentamos controlar y una prolongación del sufrimiento, y en la práctica clínica, dificulta el progreso terapéutico.
¿Quieres saber más sobre esta técnica? ¿Te interesa conocer sus efectos?
Seguro que sí.
¡Pues sigue leyendo!
A mí me interesa por muchas razones, pero me llama especialmente la atención un aspecto: uno de sus puntos clave es la aceptación y la concentración pasiva, que se relaciona directamente con un no-control, lo cual es opuesto a la más extendida idea de nuestra sociedad y de la mayoría de las terapias, que es buscar a toda costa un control. Querer controlar algo supone oponerse y luchar contra ello, pero en muchas ocasiones lo único que se logra es un aumento de aquello que intentamos controlar y una prolongación del sufrimiento, y en la práctica clínica, dificulta el progreso terapéutico.
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Seguro que sí.
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