miércoles, 10 de abril de 2013

TOC-TOC, ¿quién es? Soy el Trastorno Obsesivo-Compulsivo

Acercamiento al Trastorno  Obsesivo-Compulsivo (TOC)

El Trastorno Obsesivo Compulsivo es uno de los trastornos psicológicos más frecuentes entre la población, con una prevalencia de 2,5 por 100. La edad de origen se encuentra entre los 15 y 20 años. Sobre si es más frecuente en hombres o en mujeres, existen datos contradictorios. Además, presenta una alta comorbilidad con otros trastornos (ansiedad, depresión, agresividad, fobias, disfunciones sexuales, problemas familiares y de pareja…). (Esto significa que se presenta conjuntamente con otros problemas psicológicos de forma frecuente) y puede llegar a ser altamente incapacitante para quien lo sufre.

Este trastorno está compuesto por dos elementos: las obsesiones y las compulsiones.






Las obsesiones se presentan en forma de pensamiento, imagen o impulso (es más frecuente que se trate de un pensamiento que de una imagen o impulso) recurrente, persistente e intrusivo que es inaceptable o no deseado, y que además da lugar a resistencia a nivel subjetivo. La obsesión aparece de forma repentina interfiriendo en el pensamiento y la conducta normal del individuo, y ocasionando malestar significativo.  Las obsesiones son muy difíciles de eliminar o de controlar, y el paciente suele reconocer que son carentes de sentido.

El contenido de las obsesiones es a menudo repugnante, obsceno, inquietante, blasfemo, sin sentido, o todo al mismo tiempo. Lo más característico es que los contenidos sean referentes a contaminación, suciedad, enfermedades e infecciones, muertes, violencia, agresión, daño, peligro, religión, aspectos morales y sexuales. Otro tipo menos frecuente es la que se manifiesta en forma de duda patológica (dudas sobre si se ha hecho lo correcto en cualquier acto que se realiza) o que sean carentes de sentido. Estas suelen ir acompañadas de imágenes vívidas que reflejan el pensamiento temido, así como del temor excesivo a perder el control y de dudas acerca de si se han cometido los actos temidos.

Por otro lado, las compulsiones son actos estereotipados, repetitivos, totalmente inaceptables para el sujeto, o aceptables pero que el paciente considera que son excesivos o exagerados. Pueden ser conductas motoras o sucesos mentales, en cuyo caso se denominan compulsiones encubiertas. El paciente experimenta típicamente un bajo sentido de volición (baja voluntad para controlarlo, el impulso para realizar el acto es extremadamente intenso).

Van precedidas o acompañadas de un sentimiento subjetivo de compulsión, provocan resistencia subjetiva y en general producen malestar. El paciente, en momentos de calma, suele reconocer que las compulsiones carecen de sentido o que son excesivas.

Las compulsiones suelen darse como un intento de aliviar o controlar la ansiedad que generan las obsesiones.



¿Qué factores hacen más o menos probable sufrir este trastorno? 

Los estudios muestran que ciertos factores se relacionan con un alto riesgo a desarrollar este trastorno, y estos son:

-          Padre o madre con el mismo trastorno,
-          Estilo educativo y conductas paternales de control excesivo,
-          Hijo único o primogénito,
-          Suceso significativo desfavorable en los 12 meses anteriores,
-          Episodios de depresión,
-          Rasgos obsesivos,
-          Edad de entre 15 y 25 años,

Igualmente, se han observado otros factores que se relacionan con un riesgo bajo a presentar el trastorno obsesivo-compulsivo:

-          Ausencia de familiares con historia de este trastorno,
-          Rasgos obsesivos mínimos,
-          Personalidad estable y extrovertida,
-          Ningún episodio previo de depresión,
-          Ningún problema significativo reciente,
-          Edad de más de 40 años.

¿Qué factores hacen que se precipite o manifieste el trastorno?

Entre los factores precipitantes o detonantes del trastorno, cabe destacar la contribución genética, las anormalidades neuroanatómicas y la transmisión o aprendizaje social. También, las dificultades sexuales y de pareja, embarazo y nacimiento de un hijo, enfermedades o muerte de un pariente, frustración y exceso de trabajo, problemas en la pubertad, miedo a un incremento de la responsabilidad…

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