El Trastorno
de Ansiedad Generalizada es el trastorno de ansiedad más frecuente de todos. Es
por ello objeto de gran interés desde un punto de vista clínico, sanitario y
social. Su prevalencia global es del 5%; sin embargo, sólo un 25 % de los
pacientes que lo sufren busca ayuda, y además esto, cuando sucede, suele ser
tarde, generalmente a los 35-40 años, cuando a menudo han transcurrido más de
10 años desde el inicio del problema, casi siempre derivados por su médico de
cabecera por problemas asociados a los que no se encuentra causa de tipo físico,
como insomnio, dolores musculares, cefaleas, fatiga excesiva...
La razón por
la que los pacientes tardan o no llegan a solicitar ayuda psicológica es debido
a que es un trastorno menos incapacitante que otros (como el Trastorno
Obsesivo-Compulsivo o el Trastorno de pánico), así como por la creencia
ampliamente extendida de que forma parte de su "personalidad". Los
pacientes a menudo afirman que ellos "simplemente son así" y que
"han sido así siempre", creen que es su forma de ser y por tanto
consideran que no es algo modificable.
Este
trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres (aproximadamente, 60%
mujeres, 40 % hombres, al menos en el mundo occidental). Se inicia normalmente
en la edad adulta joven (18-30 años) y la duración media de los episodios se
encuentra en torno a los 10 años, con fluctuaciones en la presentación e
intensidad de los síntomas durante ese tiempo.
Pero, ¿qué caracteriza al trastorno de ansiedad generalizada?
De forma
sintética, podríamos decir que la persona que padece este trastorno se
caracteriza principalmente por presentar inquietud excesiva y preocupación
intensa e incontrolable de forma persistente acerca de varias circunstancias de
la vida cotidiana durante al menos 6 meses.
Es un
trastorno ampliamente cognitivo en el que se dan típicamente preocupaciones
excesivas y una expectación aprensiva sobre una amplia variedad de circunstancias
cotidianas, supuestamente negativas, y perciben que serán incapaces de
afrontarlas. Estas preocupaciones se manifiestan como una cadena de
pensamientos e imágenes con carga afectiva negativa y relativamente
incontrolable.
El centro de
las preocupaciones y de esa expectación ansiosa frecuentemente se traslada de
un objeto o situación a otros y el paciente a menudo no reconoce que su
preocupación sea excesiva ni que sean la causa del deterioro social, laboral o
de otras áreas cotidianas importantes.
Además, todo
esto se acompaña normalmente de inquietud motora, impaciencia, fatiga
precoz y excesiva, dificultades de concentración, irritabilidad, tensión
muscular y trastornos del sueño.
Otros síntomas frecuentes pueden ser sacudidas, temblores, crispamiento
espasmódico, sensación de inestabilidad, dolores, entumecimientos musculares,
manos frías y húmedas, boca seca, sudoración excesiva, náuseas, diarrea y otras
molesticas abdominales, polaquiuria, dificultades para tragar, respiración
dificultosa, palpitaciones y respuestas de alama exageradas.
¿Por qué se origina? ¿Cuál es su causa?
Como sucede en todos los trastornos psicológicos, su origen no se puede
explicar por una causa única y sencilla. A menudo son muchos los factores que
intervienen o influyen en su desarrollo y en su mantenimiento posterior. Entre
estos, podemos destacar los siguientes:
Pero, ¿por qué nos preocupamos?
La tendencia a preocuparse se puede explicar por diversos factores:
¿Y a qué llevan las preocupaciones?
*Creencia de utilidad de las preocupaciones (dependencia):
Precisamente, uno de los puntos llamativos y más representativos de las
preocupaciones en la ansiedad generalizada es que los pacientes que lo sufren,
creen necesario preocuparse, creen que es útil hacerlo, por eso hay a menudo
resistencia al tratamiento, porque quieren seguir preocupándose pero sin que
les ocasione malestar; esto es lo mismo que decir que les crea dependencia.
Creen que es útil porque consideran que si no lo hacen, no estarán
preparados para los posibles peligros, y aunque les cause angustia y malestar,
quieren seguir haciéndolo como una forma de prevención frente a esas supuestas
amenazas que en cualquier momento pueden aparecer.
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